La historia del mundo mágico está unida a la muggle con mucha más profundidad de la que se hacen eco los modernos libros de Historia de la Magia. Desde que en 1692 entrara en vigor el Estatuto del Secreto de la Magia, acordado por la Confederación Internacional de Magos, éstos parecen haber olvidado las numerosas ocasiones en las que ambas historias se entrelazaron y se dieron la mano.
Esta correspondencia entre los hechos históricos que han marcado el devenir de magos y muggles es todavia mucho más acusada cuando nos referimos a lo que se ha dado en llamar la "historia oculta", aquellos acontecimientos, velados muchas veces a través de leyendas y difuminados bajo el manto del canon histórico recogido en las enciclopedias.
Un ejemplo de esta historia oculta de muggles y magos lo encontramos, precisamente, en los orígenes de una asociación de comerciantes, muy en boga en estos días, tras el anuncio de su re-constitución y la futura construcción del centro comercial más grande que jamás haya conocido cualquiera de los mundos mágico o muggle. Me refiero, por supuesto, al Concilio de Mercaderes.
Seguramente, muchos de los que esperan ansiosos la apertura del Magic Mall, para hacer sus compras, quedarían sorprendidos y un tanto escandalizados, quizás, si se les dijera el Concilio de Mercaderes fue, en sus orígenes, un clan de vampiros inmensamente ricos y poderosos, que llegaron a controlar todo el comercio con las Indias Occidentales y Orientales y a poner en jaque a las economías europeas.
Y, sin embargo, contar sólo esto sobre los orígenes de tan antigua asociación, sería realmente quedarse con una ínfima parte de la historia que subyace en su misterioso nacimiento. Una historia terrorífica y apasionante a un tiempo, protagonizada por un pirata, un próspero comerciante, una condesa húngara y un mago.
Todo comenzó cuando Thomas Harvey regresó a Folkestone, ciudad portuaria inglesa del condado de Kent, frente al Canal de la Mancha, tras haber participado en la confrontación que derrotó a la Armada Invencible, enviada por el rey Felipe II de España para enfrentar a los ingleses. Thomas regresó portando un secreto mapa en su mochila de viaje, que había conseguido gracias a la casualidad, la guerra y a sus amplios contactos comerciales.
Por su parte, Alderman Harvey, un joven y desconocido mago, del que poco se sabe y mucho se sospecha, cuyo nombre y parentesco con Thomas, probablemente fuesen falsos, acababa de conocer a tres personajes que marcarían su vida: el propio Thomas Harvey, un respetado y próspero comerciante de especias y otros productos llegados de las Américas, el pirata Francis Drake, corsario al servicio de Su Majestad, la reina Isabel I de Inglaterra y el conde Ferenc Nádasdy, también llamado el Caballero Negro de Hungría, por su fiereza en el combate y su costumbre de empalar a sus enemigos.
Cuando un año después, la reina Isabel I decidió enviar sus tropas a España, comandadas por Francis Drake, para destruir lo que quedaba de la Armada Invencible en los puertos de Santander, San Sebastian y La Coruña y debilitar así la moral de los ejércitos españoles, obligándoles a firmar la paz en los términos que Inglaterra propusiera, Thomas vio su oportunidad de hacer valer el mapa que poseía y rescatar un tesoro de millones de ducados en su alianza con dos de sus tres nuevos amigos.
Y fue así como, cuando en la primavera de 1589, parte de Plymouth la Invencible Inglesa, con el ex pirata Francis Drake al mando de 6 galeones reales, 60 buques mercantes, 60 urcas holandesas, 20 pinazas y docenas de barcazas y lanchas, rumbo a las costas españolas, 100 espadas mercenarias, provistas por Ferenc Nádasdy lo acompañaban con el secreto objetivo de fondear las costas gallegas a la caza de un tesoro de incalculable valor que iría a engrosar las arcas personales del pirata convertido en almirante, del próspero comerciante y del ya inmensamente rico conde. Ninguno de los tres sospechaba, en aquel momento, que el joven Alderman, enterado del secreto que los tres compartían, había conseguido un empleo en la flota haciéndose pasar por pariente de Harvey.
Muchos libros de historia muggle hablan del inexplicable rumbo que tomó la Invencible Inglesa o la Contraarmada, al apartarse de las costas de Santander, su principal objetivo, y lanzarse hacia las aguas de La Coruña, donde encontrarían su armagedón. Sin embargo, la ubicación del tesoro, que Thomas había confiado a Drake, era clara. Mientras la San Juan, la Princesa y la Diana se apostaban junto al fuerte de San Antonio y cañoneaban a la flota inglesa, apoyadas por las baterías del fuerte, el joven Alderman fondeaba la costa coruñesa en un pequeño navío con bandera de Transilvania, como ayudante de cámara del capitán mercenario que lo comandaba.
Poco después, la pequeña embarcación húngara, ahora al mando del mago, partía hacia las costas inglesas rumbo a Plymouth, donde nunca más volvió a saberse de ella ni del tesoro que transportaba. Si Thomas Harvey o Francis Drake llegaron a enterarse alguna vez de que un cargamento completo de lingotes de oro y gemas preciosas había sido realmente encontrado, nunca lo sabremos. No fue el mismo caso, el del Caballero Negro de Hungría, a quien, probablemente, tuvo que extrañarle que la tripulación y el navío, que el mismo había financiado, jamás retornaran al castillo de Čachtice, en Eslovaquia, la residencia de Ferenc y su esposa, Erzsébet Báthory de Ecsed, sobrina del Gran Príncipe de Transilvania y Rey de Polonia, también conocida como la Condesa Sangrienta.
A comienzos del siglo XVII, el mago Alderman Harvey había fundado un gran emporio comercial que controlaba la ruta de las especias, hacia el occidente, y la ruta de la seda, en el oriente. Su mansión era la más lujosa de Inglaterra y se decía que todo lo que tocaba lo convertía en oro. Ni siquiera los magos sabían explicarse el origen de tanta riqueza y llegó a ser investigado por el Concilio de Magos de Elfrida Clagg, predecesor del Ministerio de Magia.
Pero todo cambio en 1604, tras la muerte del Caballero Negro y la llegada a Erzsébet Báthory de una carta de su esposo, en la que conminaba a la Condesa a cumplir una venganza que el tiempo pasado en diversos frentes de guerras le había impedido a Ferenc cumplir por su propia mano.
Cómo llegó a enterarse el Conde de la existencia de Alderman es un hecho que la historia desconoce. De lo que sí ha quedado constancia en los registros del Concilio de Magos, predecesor del Ministerio de Magia, es de los viajes que Alderman Harvey realizó al Castillo de Čachtice entre 1604 y 1608. Fue del último de aquellos viajes del que Alderman Harvey no regresó jamás.
Cuando en 1610 la hueste del investigador general del rey Matías II de Hungría llegó al castillo de la condesa Erzsébet Báthory, ante sus ojos apareció un espectáculo dantesco. Una joven criada, en estado agónico, gemía de dolor en un cepo, con todos los huesos de la cadera fracturados, otra joven se desangraba en el salón, junto a una muchacha, aún viva, a la que le habían agujereado todo el cuerpo. En la mazmorra encontraron a varias doncellas que todavía respiraban, algunas de las cuales habían sido perforadas y cortadas en varias ocasiones. Se exhumaron los cuerpos de 50 muchachas más. El diario de la Condesa Sangrienta se hacía eco, con todo lujo de detalles, de la tortura y asesinato de cientos de jóvenes, así como de las prácticas sexuales más depravadas, en las que no era raro que Erzsébet Báthory mordiera salvajemente a sus víctimas para extraerles la sangre que creía la mantendría eternamente joven.
Sólo un hombre era mencionado en aquel diario. Un inglés llamado Alderman, de quien la Condesa decía que sólo había logrado doblegar su magia con la ayuda de las tres brujas, Dorotea, Helena y Piroska, que más tarde serían quemadas vivas, tras arrancarles los dedos con tenazas al rojo vivo, al ser encontradas culpables de brujería. Sobre aquel hombre, la condesa relataba cómo había sido mordido hasta extraerle la mitad de su sangre y, tras dominarlo con un hechizo imperius, enviado de vuelta a Inglaterra para hacerlo retornar al castillo de Čachtice a devolver la fortuna que el mago había robado a su esposo.
Durante los cuatro años que duraron los viajes de Alderman al Castillo de Čachtice, éste vendió todos sus derechos comerciales y abundantes posesiones y, en cada ocasión, entregaba lo obtenido por la venta a la Condesa. Fue así cómo ésta le arrebato fortuna, voluntad y vida. El diario contaba la muerte del brujo de forma muy pormenorizada. Alderman, que ya era un vampiro desde la primera vez que fue mordido por Erzsébet, fue introducido en un sarcófago, que por dentro tenía afilados pinchos que se introducían en su cuerpo al cerrar la tapa. Durante dos años, fue desangrado, poco a poco, durante el día y obligado a pasar “sed” por las noches, mientras contemplaba como Erzsébet Báthory se bañaba en la sangre de sus víctimas a las que, primero, mordía y, después, torturaba y asesinaba. Finalmente, fue seccionado en cuatro partes, que las brujas se repartieron, y su corazón estacado para que jamás pudiera regresar de la muerte.
La alta cuna de Erzsébet Báthory impidió que fuera procesada y decapitada o quemada viva, como sí lo fueron todos sus colaboradores. Fue encerrada en una estrecha mazmorra, emparedada viva, hasta que murió un año más tarde.
Ninguno de los que tuvieron noticia o constancia del tesoro encontrado en las costas gallegas, sobrevivía en 1614. Sin embargo, la riqueza de lo encontrado había pasado a otras manos, a las de aquellos a quienes Alderman vendió sus derechos en el comercio internacional y sus posesiones. Todos ellos habían sido mordidos por el mago y, consecuentemente, convertidos en vampiros.
Y aquello fue lo que les obligó a asociarse. Temerosos de las autoridades muggles, en un mundo que todavía no había dado a luz el Estatuto para el Secreto de la Magia, y asimismo no muy confiados en las autoridades mágicas, que veían con recelo tanto su fortuna como su condición de vampiros, formaron un poderoso clan que ya en el primer cuarto del siglo XVII había hecho resurgir el increíble emporio comercial que Alderman había creado.
A mitad del siglo XVII, el clan se había convertido en una poderosa organización que controlaba todo el comercio mundial. Comandado por una élite de vampiros, que poco o nada tenían que ver con el resto de seres de su misma especie, aquel grupo firmó en 1657 el Acta de Constitución del Concilio de Mercaderes.
Si bien aquella organización se erigió en paladín de la defensa de los derechos de los comerciantes mágicos, lo cierto es que muy pocos de esos comerciantes lograban entrar en tan selecta organización mercantil, cuya razón de ser fundamental estribaba en constituir un poderoso grupo de presión que lograra influir en las decisiones políticas de los mandatarios mágicos.
Una de las revueltas menos conocidas de los duendes, tuvo lugar al poco tiempo de nacer el Concilio de Mercaderes, cuando éstos comenzaron a prestar dinero a unos tipos de interés más ventajosos que los que ofrecían algunos duendes.
No sólo influyeron en el mundo mágico. Se dice que, incluso antes de la creación del propio Concilio de Mercaderes, el inicial clan de vampiros jugó un papel determinante en la creación de la Commonwealth, que gobernó Inglaterra como una mancomunidad. Durante el gobierno de El Protectorado de Oliver Cromwell, el recién constituido Concilio de Mercaderes jugó un papel determinante a través de sus agentes, que asesoraban al controvertido Lord Protector.
Tal fue la influencia del Concilio de Mercaderes en el mundo muggle que comenzaron a ser temidos y perseguidos por éstos, de tal forma que, en 1692, la organización de comerciantes mágicos se convirtió en uno de los principales grupos que promovieron la firma del Estatuto para el Secreto de la Magia.
Sin embargo, también la sociedad mágica temía y envidiaba a un tiempo a los potentados comerciantes del Concilio de Mercaderes y en el siglo XVIII fueron obligados a modificar las normas que regulaban la asociación, dejando entrar a los pequeños comerciantes y exigiéndoles a los más grandes gravosos impuestos por las transacciones internacionales.
Poco a poco la asociación fue perdiendo peso y los vampiros perdieron su influencia en ella. A mitad del siglo XIX el grupo se desintegró y no ha sido hasta hace muy poco que se ha considerado la necesidad de volver a recuperarlo.
Sin embargo, muchos historiadores se han planteado si realmente la asociación desapareció o se convirtió en un grupo, tan selecto como lo era en un principio, controlado por las poderosas familias de vampiros herederas del antiguo clan. Un grupo que habría sobrevivido durante todo este tiempo, a la sombra de las sociedades secretas que proliferaron en los siglos XVIII y XIX. No son escasos los indicios que podrían apoyar esta hipótesis y, hoy en día, tras la decisión de despertar a la durmiente institución, la cuestión vuelve a estar de actualidad. ¿Volverán a estar nuestros negocios en manos de un club de potentados vampiros?
Extracto de la obra de Percival Yellbridge Hurgando en la historia mágica y no tan mágica
La historia del Concilio de Mercaderes se queda muy corta, no obstante, si no os hablamos de Marco Livua. Conoce quién es y entérate de su historia en el siguiente link.