En las profundidades de la siempre magnífica estructura de Gringotts se encontraba la bóveda trastero de Emily, a la que se accedía aproximadamente luego de veinte minutos de iniciado el recorrido. Poner una mano sobre la pared, idéntica a las anteriores, revela la verdadera parte exterior de la bóveda, que daba la apariencia de ser solamente una simple y elegante pared formada de ladrillos negros y grises. Pero la segunda pared se movía para dar paso a un túnel cuando se tocaba, con una fuerza diferente cada vez, la combinación única de ladrillos que solo Emily conocía. En caso de que alguien intentara entrar en la bóveda, y tocara los los ladrillos incorrectos o usara una varita mágica que no fuera la de la bruja, un ente guardián tomaría la forma de aquello que la persona más deseara, sin importar lo que esto fuera, llevándolo a un estado de aletargamiento. El guardián conducirá al intruso a un pasadizo contiguo del cual no podría salir hasta que uno de los discretos duendes, o la misma Emily, lo encuentre.

Al terminar la primera prueba y poner un pie en el túnel una oscuridad rotunda envuelve el escenario. La única forma aceptada de iluminar esta estancia es a través de un expecto patronum, caso contrario, cualquier otro hechizo que sirva para iluminar, incluso un lumos, provocaría que en cuestión de segundos el aire dejara de circular. A solo tres metros de encuentra una puerta de metal, que es la entrada real a la bóveda. Para abrirla se necesita una pequeña llave que Emily siempre lleva escondida entre los dijes de una pulsera; por lo que atravesar todo lo demás es simplemente inútil si no se la tiene.

Altas columnas rectangulares de mármol blanco son parte de las pocas divisiones que existen dentro, junto al muro que contiene a las criaturas. Lo primero que se ve al entrar es un gran armario de diseño antiguo y puertas de vidrio que se encuentra al fondo de la habitación, tenuemente iluminada por antorchas y unas cuantas velas flotantes cerca de las paredes. En el armario se esconden los objetos más preciados para Emily, sin importar cual fuere su valor monetario. Al ser objetos con significado solo para ella, no cuentan con seguridades adicionales. Sin embargo, varios objetos de mayor tamaño y valor rodeaban el armario formando pequeñas pilas. Cada una estaba protegida por diversos hechizos, desde el común geminio hasta antigua magia poco ordinaria.

Al lado izquierdo de la habitación está una amplia área destinada para las criaturas mágicas que podrían formar parte de las defensas de la bóveda, pero que por el momento se encontraba vacía. Un pedestal con el mismo diseño que las columnas se usaba para guardar las pociones en la esquina derecha de la, para ella, era una gigante estancia. El centro de la bóveda estaba destinada a libros poderosos y otros objetos o pociones que la bruja quisiera. Una larga mesa de vidrio soportaba sendas urnas de cristal para cada libro que la bruja pensaba adquirir a lo largo de su vida. Las urnas se desvanecerán, todas a la vez, con una combinación de floritura de varita con un comando de voz. Si alguien intentara abrirlas de otra forma, quedaría encerrado sin escapatoria.

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