Bóveda Trastero de Fiamma Phoenix

Después de mucho pensarlo, de ver catálogos, de preguntar a todos sus conocidos, por fin Fiamma había decidido cómo quería que fuera su bóveda trastero. Al fin de cuentas era un lugar que albergaría sus más preciados tesoros y no era nada barato adquirir una. Le hubiera encantado que estuviera junto a su bóveda principal, pero ya que eran áreas de Gringotts distintas, pues al menos podía ponerse exigente con el interior.

Al entrar un pequeño pasillo de dos metros de largo la recibía, no era mas que el umbral a una sala cilíndrica de un diámetro de aproximadamente 12 metros y sin techo visible, un encantamiento elevaba las paredes de manera infinita. Las paredes estaban cubiertas de estantes metálicos y vidrieras iluminadas en todos los tamaños y formas imaginables, listos para recibir objetos, libros pociones y cada cosa que a la Phoenix se le antojara. Colores grises, morados y blancos eran los predominantes.

-Algunos toques de madera por aquí... algunos por allá- decía mientras su varita lanzaba rayos que modificaban el espacio.

Cada 3 metros una nueva fila de estantes y vidrieras se vislumbraba con pequeño pasillo para caminar alrededor de la sala. Para subir a cada nivel, una escalera muy tradicional estaba estratégicamente colocada. Sin embargo, lo verdaderamente genial es que el piso de la sala se elevaba a cada piso según Fiamma lo quisiera. Y al centro de ese piso elevadizo, un sofá, un par de sillones reclinables y un pequeño desayunador, le daban al lugar los muebles necesarios para poder sentarse y relajarse un poco confirme fuera necesario.

Hasta ahora solo el primer piso estaba lleno de sus objetos no mágicos, cosas de valor sentimental y otras tantas que había acumulado a lo largo de los años. El segundo piso era una biblioteca que ya tenía una vasta cantidad de todo tipo de literatura, pero un espacio estaba exclusivamente reservado para la literatura mágica. En el tercer piso irían los nuevos objetos que Fiamma estaba por comprar y por los que se hizo necesario adquirir esta bóveda.

-Pues ya está, este es mi nuevo pequeño santuario.

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