BÓVEDA TRASTERO
Sophie Elizabeth Granger

Una enorme puerta de madera de roble con un árbol tallado en ella era la única manera de poder entrar a la bóveda de la Granger. Con solo tocar las ramas correctas de este hermoso adorno podías tener acceso libre a la cámara principal cuyas paredes estaban recubiertas de mármol de un blanco puro. Estantes repartidos por todas las paredes llenos de papeles, mapas, objetos extraños obtenidos en sus muchos viajes y alguno que otro objeto de dudosa procedencia y que jamás verían la luz del sol a menos que la bruja quisiera terminar en Azkaban. La rubia era curiosa y coleccionista compulsiva además, por lo que podía terminar con cualquier extraño objeto cada dos por tres.

Por un costado hay una puerta que a simple vista pasa desapercibida, da paso a la parte favorita de la bóveda de la inquisidora, su pequeña biblioteca de libros raros, algunos hasta peligrosos y ahí, en un estante especial, irían sus próximas adquisiciones, las mas valiosas de todas las que tenía en su biblioteca secreta. Ahí estaría resguardados sus libros de hechizos y con ello sus más gloriosos poderes.

Desde luego que si no eres un Granger o mas específicamente si no eres Sofia Granger y esta no esta contigo en la bóveda, prepárate para una salida bastante dolorosa del lugar, pues la bóveda te expulsara cual gigante que ha mordido algo que no le gusta y lo escupe, no es culpa de la cámara de seguridad si al lanzarte fuera terminas ensartado en una estalagmita o estalactita.

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