Ubicada a 1000 metros bajo tierra.
La bóveda trastera de la Malfoy, estaba protegida de cualquier ladrón por encantamientos, artes oscuras y maldiciones. La persona que intentara tomar algo de aquel lugar sin autorización de la morena, le esperaba algo peor que la muerte. Ya que la Malfoy no se iba a estar con rodeos a la hora de proteger sus cosas.
5 meses atrás.
La vida de la Malfoy había cambiado más de lo que deseaba, necesitaba gastarse todo lo que tenía en su bóveda para que pudiera empezar una nueva vida, pero cuando llego al Magic Mall le habían negado la oportunidad de hacerse de algunos objetos por que no contaba con una bóveda trastera. Elizabeth no era una mujer muy tolerante a que le dieran negativas, pero no podía ir en contra del gobierno, no al menos siendo una Malfoy.
Había tardado en diseñar su bóveda trastero alrededor de 4 meses, deseaba que por fuera se viera como cualquier otra, pero por dentro intentaba que sus futuros animales, como los actuales tuvieran un lugar amplio donde pasear. No contaba con muchos objetos de valor, solo con algunas Pociones y una Snitch Dorada que había adquirido en una subasta, la cual había sido donación de un museo de mucho prestigio por lo que había decidido que debía estar en aquella bóveda.

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