El chirrido del carro era lo único que rompía el silencio de aquel espacio lúgubre. Se trataba de las profundidades del banco mágico en donde los mayores tesoros de la comunidad eran puestos a resguardo, bajo una seguridad imposible de violar. Black iba detrás del duende que guiaba el carro, en dirección a su nueva bóveda. Los valiosos objetos del mago de cabellos negros habían superado la cantidad óptima de su primera bóveda, de allí la necesidad de una segunda.

El carro se detuvo y tanto el mago como el duende se bajaron. La diferencia de altura se duplicó; el porte de Black era imponente frente a la pequeña criatura de sabia inteligencia. Lo secundó unos pasos hasta que volvieron a detenerse, frente a una puerta ornamentada sin una cerradura. Aquella era la entrada a la bóveda trastero, que se abriría una vez que el duende pasara la palma de su mano, de largos dedos y uñas, por el centro. El mago repitió lo hecho por el duende y la puerta cedió, apareciendo ante aquellas personalidades un espacio que podía catalogarse como terrorífico.

El frío golpeó las manos, el cuello y el rostro de Black. Ataviado en una gruesa capa de viaje de color negro, avanzó unos pasos, siempre detrás del duende, contemplando todo lo que lo rodeaba. En aquellos momentos, la bóveda se hallaba vacía, puesto que aún no había hecho el trámite del traslado. Pero pronto, tal vez en unos minutos, o tal vez en las próximas horas, se iría abarrotando de los objetos más valiosos de aquel humano.

«Ni con todo el oro del mundo podría comprarse lo que habrá próximamente en este lugar.» El pensamiento pasó fugazmente por la mente del mago, y una media sonrisa se dejó entrever, borrándose con la misma velocidad que había aparecido.

En efecto, no habían pasado más de sesenta segundos cuando, ante Black y el duende que lo acompañaba, objetos de variados tamaños y formas, aparecieron de la nada.

—Ya es suficiente, duende. Espérame fuera. —La orden del mago fue seca, y el duende abandonó la bóveda, no sin antes fulminar con la mirada al dueño de aquellas palabras duras.

Black volvió a caminar, esta vez recorriendo cada uno de los rincones de la sala subterránea, cautivado por sus "trofeos" que tanto trabajo le había costado conseguir.

• Índice de Bienes
• Objetos
• Pociones
• Criaturas
• Libros de Hechizos
• Consumibles
• Consumibles Especiales