BÓVEDA DE YADIZ
La bóveda de la pelicobrizos es un reflejo de su naturaleza desconfiada y reservada, es un lugar donde cada detalle está diseñado para proteger sus secretos más valiosos. Una fortaleza oscura y llena de trampas que solo ella comprende. Esta bóveda es más que un simple lugar para almacenar objetos valiosos; es una extensión del carácter desconfiado y calculador de Yadiz, reflejando su temor constante a la traición y su necesidad de control total sobre su entorno.
- Entrada -
El acceso a la bóveda no es visible a simple vista. Oculta tras un muro ilusorio, que cambia de forma y color dependiendo del estado emocional de Yadiz, es casi imposible de localizar sin su presencia. Incluso al encontrarla, el mecanismo de apertura es complejo, requiriendo una combinación de magia y fuerza de voluntad, algo que solo un Daimon como ella puede realizar. Para los demás, cualquier intento de forzarla activaría inmediatamente un hechizo devastador, encerrando a los intrusos en una prisión mágica.
- Interior -
Al abrirse, la bóveda revela un largo pasillo de piedra negra, estrecho y de techo bajo, que da una sensación de claustrofobia. El pasillo está iluminado por una serie de antorchas mágicas, cuya luz titila de manera inquietante, proyectando sombras que parecen moverse con vida propia. Cualquiera que camine por él siente una presencia observando desde cada rincón, como si la propia bóveda estuviera viva y esperando el menor error para castigar a los intrusos.
- Cámaras de Seguridad -
En el interior, antes de llegar al corazón de la bóveda, hay varias cámaras secundarias llenas de trampas arcanas, diseñadas para confundir y atrapar a aquellos que osen atravesar los primeros niveles de protección. Estas cámaras están adornadas con símbolos rúnicos antiguos que, si se activan, desatan criaturas hechas de sombras, guardianes que acechan a cualquier presencia no autorizada. Solo Yadiz conoce las rutas seguras para evitar estas trampas.
- Sala Central -
La sala principal es una cámara circular, con paredes de obsidiana pulida que reflejan distorsionadamente la imagen de quien entra, casi como si la bóveda tratara de despojar a los intrusos de su identidad. En el centro de la habitación se encuentra una estructura flotante, un altar rodeado de cristales oscuros que emiten un leve resplandor dorado, donde Yadiz guarda sus objetos más preciados. No hay cofres comunes aquí: cada tesoro está encerrado dentro de esferas de energía, flotando en el aire, selladas por magia oscura que solo responde a su toque.
- Magia Protectora -
La atmósfera en la sala central es sofocante, como si la misma bóveda se negara a permitir que cualquiera salga con vida sin la autorización de su dueña. Cada objeto en la bóveda está protegido por maldiciones que distorsionan el tiempo y el espacio, haciendo que cualquier intento de robo resulte en la pérdida de la orientación, llevando al intruso a una espiral de confusión interminable. Además, hay un eco constante en el aire, como un susurro de advertencia que crece cada vez que alguien intenta tomar algo sin permiso.
Elementos Personales
En una esquina de la bóveda, en una zona menos resguardada pero igualmente inaccesible para cualquiera que no sea Yadiz, se encuentran objetos que reflejan su vida pasada: un pequeño cofre con cartas y recuerdos de su época humana, ocultos de manera más sutil, como si no quisiera mirarlos pero tampoco olvidarlos. Estos objetos están sellados bajo capas de protección emocional, imposibles de abrir para cualquiera que no comparta su dolor o comprensión.
- El Guardián de la Bóveda -
El último nivel de protección es un guardián mágico, una entidad oscura que reside en las sombras y que solo responde a Yadiz. Esta criatura, intangible y sin forma definida, acecha silenciosamente, lista para materializarse si detecta la más mínima amenaza. No ataca directamente, sino que usa el miedo y la paranoia del intruso, haciendo que los miedos más profundos de la persona se manifiesten en la oscuridad circundante.