Las bóvedas trastero eran un lujo que solo los magos de mayor poder podían atribuirse, ya que para aspirar a una de ellas se debía tener una importante colección de objetos y criaturas mágicas. En el imponente Gringotts, un edificio formidable que escondía tras su torcida fachada los más valiosos y curiosos misterios de la comunidad mágica, invaluables fortunas y secretos que jamás deberían ser revelados; allí es donde los magos y brujas pagaban su cuota para poder obtener un espacio que sería destinado exclusivamente al almacenamiento de sus riquezas, y no precisamente en galeones.

La bóveda de Alyssa estaba ubicada en el subsuelo número 360, a la misma se podía acceder con una llave que solo ella poseía, o con el tacto de su mano sobre la fría puerta de hierro que la resguardaba. En su interior se podía encontrar un amplia estancia repleta de objetos varios, titilantes antorchas iluminaban el lugar en el cual se podía encontrar un estandarte por cada una de sus familias: uno representando el escudo de los Black, y otro con el escudo de los Triviani. Las oscuras paredes de piedra se expandían a diestra y siniestra, con gruesas columnas esparcidas a espacios regulares; por todos lados podían encontrarse estanterías con todo tipo de pociones y otras con objetos de toda clase. Todo se encontraba pulcra y prolijamente acomodado, de ese modo siempre que necesitara buscar algo le resultaba mucho más sencillo encontrarlo.

No podía decir que guardara los más grandes secretos de la comunidad mágica, pero al menos alguno de ellos…

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