Bóveda Trastero
Goderic Slithering
En un oscuro y alejado pasillo de las profundidades de Gringotts se encontraba la bóveda de Goderic. Su bóveda se mantenía oculta, tanto así que en sus primeras visitas a la bóveda el mismo Weasley se había perdido. Se encontraba a unos diez minutos de distancia, la cual solo podían recorrer caminando. Al llegar a la tercera curva, la cual era idéntica a las dos anteriores, se mantenía oculta la bóveda, disfrazada sutilmente como una simple pared rocosa tan común como las ya recorridas. Para abrir la bóveda debía decir <<Si el conocimiento es poder, la sabiduría es un poder divino.>> mientras la mano izquierda del mago ejerce una fuerza a una de las piedras ubicadas a la altura de la cabeza. Si alguien estuviese más de un minuto frente a la bóveda, ésta lanzaría una poción para dormir en forma de aerosol, haciendo que el sospechoso cayera dormido mientras que a su vez alertaba a Goderic y a los ejecutivos del banco de Gringotts encargados de la seguridad.
Tanta seguridad resultaba necesaria para proteger las diversas criaturas y objetos poderosos que se encontraban dentro. A pesar de que solía llevar varios de sus objetos más preciados en su monedero de piel de Moke, otros como jugo del talento y una de las botellas de zumo de mandrágora se mantenían siempre en la bóveda. A pesar de las pocas posesiones que mantenía dentro de la bóveda, había espacio suficiente para guardar más de 3 dragones con sus crías o al menos eso calculaba el mago pues nunca había tenido siquiera un dragón. Habían repisas protegidas con diversos y poderosos hechizos, que eran tan antiguos que muchos no sabían siquiera su procedencia, en las cuales futuramente se guardarán los libros de hechizos de Goderic pero por el momento sólo resguardaban aire estancado. Por ejemplo, uno de los hechizos que resguardaban la tercera cabina consistía en que cualquiera persona que tocara dicho lugar entraría en trance mientras durara el contacto. En dicho trance el posible ladrón estará recordando un hecho traumatico o triste de su vida. Repitiendo una y otra vez la escena, reviviendo siempre el mismo dia y no importa las acciones que haga, cambie o deje de hacer puesto que el resultado siempre es el mismo. El tiempo parecerá años, cuando ni siquiera ha pasado un minuto, seguirá así hasta que acepte de corazon que no hará nada malo nunca más, incluyendo el robar.
En el centro de la bóveda se encontraba un pedestal con un cofre dorado que inevitablemente llamaba la atención al entrar. Aparentemente poseía seguridad baja, sólo un vidrio, y, de hecho, era la única seguridad que tenía. Sin embargo, si alguien lo llegaba a tocar el cofre se abriría y cientos o miles de piedras calientes saldrían de su interior, la cuales rápidamente comenzarían a llenar la habitación aplastando a cualquier tonto intruso que se dejase llevar y tratara de robarlo. Goderic dudaba que alguien cayese en dicha trampa tan poco elaborada, pero le parecía un toque necesario que su bóveda debía tener. Claramente Goderic tenía acceso total dentro de la bóveda, pudiendo deshabilitar todas las trampas ocultas de la habitación con una simple frase que nadie más que él sabe y sabrá.