Cuando no me gustaba hacer trámites, es porque no me agradaba hacer las largas filas para pedir abrir la bóveda trastera, mi impaciencia era grande, por algo no estaba deseando hacer ese trámite, sin embargo tenía la obligación de hacerlo. Di un suspiro de furia, al ver cuanto se estaba demorando, creo que pasó cómo unas dos horas hasta que al fin pude llegar a la ventanilla. Suspiré y entre mis pensamientos apareció una frase de "Ya era hora". Así que luego de otro tiempo prudencial, era el momento de poder ir a ver mi nueva adquisición.
Bajé con un duende hacia una bóveda al final de un pasillo lúgubre, era normal ya que en todo sitio era así de escalofriante. Miré con atención la parte de afuera de la bóveda. Una inmensa puerta de color oro, y en su custodia, había dos dragones bola de fuego chino, que identificaba por el olor a la dueña de la bóveda y también a los diferentes duendes que trabajan en el lugar. Si fuera otra persona que no posean el olor los dragones, éstos inmediatamente atacarán a la persona en cuestión, hasta que la persona muera.
Además cuenta con con un detector de huellas que solamente conozco yo, coloqué mi dedo para el respectivo chequeo de ADN, y se quede guardado, además coloqué una pequeña gota de sangre para que quede en efecto mi huella en ese lugar y nadie más pueda entrar. Al entrar puedes observar que se extiende una gran cámara con paredes blancas y doradas, donde se puede ver los objetos que poseía, sonreí era realmente hermosa la cámara, valió la pena esperar tanto para poder tenerla finalmente. Cada artículo estaba distribuido en varios estantes, mientras en la parte de arriba, aparecía un cartel dorado con letras negras que es lo que contenía cada estantería. El suelo era de marmol blanco y se escuchaba las pisadas formando un gran eco en el lugar.
-Está perfecto, me encanta, valió la pena la espera.- dije con una sonrisa, al elfo que me estaba mirando.- Espero que no falte nada más para ya poder seguir acomodando las demás cosas que quiero poner en el lugar, realmente quedó fabulosa.- comenté mientras daba un pequeño paseo. No entraba la luz natural, sin embargo la fuerza de luz que tenía en las velas, parecía que todo estaba siendo iluminado por la luz natural del sol, realmente estaba enamorada del lugar, estaba feliz. Salí nuevamente del lugar para poder ver que era lo que faltaba y así tener esa fabulosa bóveda en mi poder.