El botánico Azrael opto por que resguardar sus bienes mas preciados en su bóveda de mayor seguridad y que fuera protegida por lobos árticos, su entrada es como mucha otras, la diferencia radica que está se encuentra lo más bajo de todas de las que pudieran existir, inclusive existe la húmeda en el sector y el nacimiento de todo tipo y clase de musgo común, la entrada es por medio de un cuadro de Eriel Licaón*, quien era un adivino del siglo XII y le gustaban hacer acertijos, este tenía la capacidad de ser un animago (jaguar), al menos ese era el rumor, por lo que al entrar se debe responder una adivinanza. Por otro lado, cuenta como protección un hechizo de línea de sangre, éste permite entrar a miembros de la familia Licaón. En caso de pasar e ingresar a la bóveda esta permite la permanencia máximo de diez minutos.
El interior es de mármol negro y el techo fue encantado para que siempre pareciera un cielo nocturno, donde se ven varios cuadros alusivos a los miembros más distinguido de la familia Licaón, otros trofeos e inclusive premios que por generaciones se ha ganado en aquella familia, la gran mayoría son vinculados a la botánica, otros a duelos, pero son muy contados. El lugar es iluminado por un luz verdosa que rodea a la persona que se encuentra en el lugar y siempre al pasar diez minutos esta se desvanece y la persona lo hace consigo, sea duende o mago. Los objetos se encuentran en baúles de siete cerrojos y todos son muy parecidos y la cerradura tiene forma de la cara de un lobo.
En si todo es un pasillo y una antesala de la otra sección de donde se encuentran los animales, pero son consideradas como dos estructuras diferentes y el tiempo que se da para iniciar es el mismo, por lo que el visitante. Esta se encuentra siempre oscura y la luz que le acompaña desaparece y en su lugar aparece cinco antorchas, cada una de ella representa un minuto, al apagarse la última quien se encuentra en la bóveda desaparece. A diferencia de los objetos, la idea del mago fue recrear cada ambiente, por lo que existe una gran diversidad de vida animal y vegetal, todas iluminadas por el fuego negro, un encantamiento que ni los duendes sabe que existe, el mismo hace la vez de sol, pero este solo aparece cuando no hay ni magos, duendes o elfos en la recamara, para la noche, una esfera que imita a la luna, con las mismas propiedades y faces lunares se observa en el techo.
Es común que al estar en ese lugar se escuche siempre rugidos, entre las criaturas que es más visitada y anhelaba por el mago son tres, una un dragón cuya escamas son blancas como la nieve, como otras escamas que es de un azul como el cielo, la otra es un mamífero de gran tamaño africano, de la cual hay varias estatuas donde se guarda los objetos y las pociones. Ya que los libros se encuentran en el medio de todas las criaturas, en una gran biblioteca con símbolos egipcios como protección. Esa edificación en particular tiene tres niveles, uno para cada gusto de lectura de mago, los libros más peligros están guardados en cristales.
El final del recorrido siempre es el mismo, dado que manda a todos al mismo lugar, en la recamara principal donde se montan en los vagones para acceder a las bóvedas. Es curioso que ningún mago aparte del dueño pueda sacar algún objeto. Por eso dicen que el interior de la misma se escode miles de trampas, las cuales se encuentran asociadas a terribles relatos mitológicos egipcios. Donde una de ellas es la temible medición de la balanza de los dioses.