Bóveda de Alta seguridad de

Antoni Tonks

Como cada una de las otras cosas que realizó en Ottery, ahora tuvo que realizar la adquisición de una bóveda de alta seguridad...¿para que? se preguntaba el chico, y la gente le decía:

-- Para que resguardes ahí las cosas de más valor que poseas.

Muy preocupado se quedaba entonces, -- "no tengo nada de valor...será una bóveda vacía" aunque...estaba el libro, ese que tanto conmociono a la comunidad mágica: "El Libro de Aprendiz de Brujo"...si todo por la compra de ese libro, fuera de eso, no tenía nada más...a menos que...

Recordó entonces dos objetos, el primero, una chaqueta negra, que hasta hace unos meses, portaba a diario, tenía en gran valía esa prenda, pues se la había obsequiado un hombre que le trato con cariño, uno que creyó su padre, hasta que al buscar sobre su paradero, se entero que solo era un muggle, uno que lo había sacado de la casa de su tía. Aquello le decepcionó y dejo de usarla por ser mentira todo cuanto dijo. Y aunque quiso quemar la, era el único recuerdo que tenía de aquella imagen de padre, falsa, pero al menos era algo.

La otra, era una túnica negra, esta le había sido entregada por Sira, jefa de casa, en aquella conocida como:
"Academia de Magia", esta era de gran aprecio por lo que simbolizaba. Al menos tenía tres cosas que dejaría a buen resguardo.

Tomo los tres objetos y con serenidad marcho hasta donde se encontraba aquella extensión del banco mágico, llego a un agradable bosque, tenía enormes coníferas y podían distinguirse varios árboles plus.

El sendero era un tanto cerrado, tanto follaje dejaba llegar poca luz para iluminar el andar por aquel lugar, él chico se iba orientando por el musgo en los árboles hasta llegar al lugar donde se veía una elevada piedra lisa donde en el secreto de su sombra se accedía a una entrada.

Cruzando esta puerta de piedra se caminaba unos metros al interior para ver un duende aguardando al pie de un carro, se debía dar el número de la bóveda, luego entonces, el duende dejaba acceder al interior del carro y con su magia se deslizaba veloz sobre unas vías.

El trayecto se realizaba con rapidez, solo paredes de lisa roca se podía apreciar y tras ir en línea recta de pronto se dirigía en veloz picada. Solo la experiencia de volar años sobre su amigo Thestral "Sombra", le hizo común bajar en línea recta, entonces el duende entregaba unas branquialgas al chico, después de metros en este descenso se llevaba una caída al agua de un lago subterráneo, era el momento de tragarse las branquialgas.

Transformados seguían el trayecto, el chico usa entonces su varita e invoca su patronus "Un tiburón brillante, él cual nada al frente para mostrar el camino" les guía hasta llegar a una gran puerta que tiene grabada la imagen de dos dragones; uno negro y otro verde.

Es entonces que el chico usa unas llaves doradas para abrir la puerta que se abre al separarse los dos dragones y pueden llegar al interior.

Avanzan hasta una piedra que brilla con luz verdosa, como si el limo fuese de sustancia fluorescente, ahí hay una palanca que se acciona y comienza a descender el agua, justo a tiempo porque el efecto de las branquialgas se agota.

Después tiene que caminar por un camino de piedras resbaladizas, un paso en falso y se tendrá una dolorosa caída. A unos metros esta otra puerta mágica que llegando frente a ella, requiere dar el nombre y la palabra clave: Dualidad.

Se tiene acceso entonces a una gran sala, con cortinajes verdes y estanterías de caoba finamente labrados.

También hay un espejo de cuerpo entero y enfrente una alfombra mullida de color amarillo oro, la sala esta iluminada con antorchas que descansan sobre pedestales de plata.

Llegando ahí sonríe, -- Al menos es un lindo lugar.

Se acerco a una de las repisas, doblo con delicadeza las prendas y las coloco ahí, luego coloco el libro en otra repisa y se volvió hacia el duende:

-- Bueno, ya no hay más que hacer, por favor lleva me de regreso.

El duende se alegro, era una de las bóvedas más extrañas que le había tocado ver, ya lo comentaría con los otros duendes para saber si sabían de alguna bóveda semejante a la de este chico peliverde.

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