Jamás había imaginado tener una y ahora se veía a sí misma con la llave de su flamante cámara de alta seguridad en Gringotts. La reciente apertura del Magic Mall y las compras que allí efectuara habían prácticamente obligado a la matriarca Evans a realizar el "costoso" trámite de una nueva bóveda donde pudieran permanecer seguros las valiosas pertenencias adquiridas.

El recorrido hasta la cámara era, como cabría esperar , sumamente dificultoso. Como en todo Gringotts únicamente podías descender hacia la zona de las cámaras por medio de coches similares a los usados en las minas muggles. Una vez subido a ese transporte tan inusual pero al que los duendes estaban más que acostumbrados, el recorrido iniciaba de forma lenta hasta el momento que un brusco descenso en las rieles traía consigo una velocidad vertiginosa al cochecito que luego de rodear toda la zona de las cámaras normales, finalmente atravesando un par de túneles, tan rápido que se hacía imposible memorizar el camino, reaparecía en un nuevo espacio tan amplio que apenas alcanzaba a distinguirse vagamente sus confines. Desde abajo luces que parecían ser llamaradas de dragones alertaban de que no se estaba más en cualquier espacio, sino en uno de fuertes medidas de seguridad, y en donde no se escatimaba en el uso de esfinges, dragones, cancerberos y demás criaturas que el cliente solicitara para custodiar.

En el caso de Bel, por voluntad propia no quiso poner ningún animal a custodiar su bóveda. La idea de un ser vivo allí confinado en la más profunda soledad le parecía algo ruin y absolutamente egoísta y desconsiderado. Pero eso no significaba que la cámara fuera insegura ¡claro que no! La puerta de ingreso a la cámara tenía unas runas las cuales habían sido grabadas en una determinada hora del día, con una tinta mágica especial elaborada por la propia bruja sobre la base de sus conocimientos en pociones. Dicha inscripción era un acertijo que solo conseguía visualizarse a la medianoche brillando por exactamente treinta segundos. Luego de ello la puerta, todo el resto del tiempo, daba la apariencia de cualquier puerta más del lugar.

Sin la respuesta al acertijo aun cuando se tuviera la llave resultaba imposible acceder a la cámara. Y solo dos personas sabían la respuesta y secreto de aquel lugar.

El interior de la cámara no difiere mucho de lo encontrado usualmente en otras: anaqueles altos para guardar objetos y una zona donde se acumulan galleons, pero lo que la hace peculiar es la decoración: fotografías en las paredes de sus seres más queridos, algunas tomadas con cámara muggle y otras con una mágica que constituyen un vívido registro visual del crecimiento y experiencias conseguidos por la bruja.

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